Una lectora
desde Chile me solicita alguna información más del ya famoso Cristo de Borja para
hacerse una idea mejor del revuelo producido en medio mundo y de su fama. Quería saber tamaño y posición
dentro de la iglesia. Así que tras agradecer a Heraldo de Aragón que ha
realizado un reportaje muy completo con imágenes del Monasterio y del Ecce Homo, paso a dejar
algunos detalles añadidos para mis lectores “de fuera”.
El cuadro
está dentro del Monasterio de Nuestra Señora de la Misericordia de la localidad
zaragozana de Borja. La pintura mural del Ecce Homo,
del artista Elías García Martínez, se ubica en uno de los muros de la
iglesia del Santuario de la Misericordia del municipio zaragozano y ha saltado
a la fama después de la 'restauración' que una vecina de Borja, Cecilia
Giménez, ha realizado de la obra. Es una obra NO catalogada, es decir
considerada de poco valor, aunque realmente en su origen era una obra muy bien
realizada y de gran realismo, mostrando un Ecce Homo típico con la corona de
espinas y un rostro de dolor muy realista, pero que el tiempo fue deteriorando.
Este
cuadro retocado con poca fortuna ya hacía unas semanas que era un asunto que se
trataba en el Ayuntamiento de Borja, pues se habían dado cuenta de su desastre,
pero en medio de las discusiones sobre qué hacer, pues cuesta mucho una
restauración de calidad, no hay dinero, no hay seguridad de que se pueda volver
a su inicial calidad pues es un fresco y tampoco era una obra de gran valor,
surgió la noticia publicada por el más importante periódico de Zaragoza,
informando de su actual situación. A partir de este momento, todo se ha
multiplicado por el efecto de los medios de comunicación tradicionales o de
internet.
El
autor era un pintor de Valencia (Requena) que trabajó de profesor en la Escuela
de Artes de Zaragoza. Son muy conocidos sus dos hijos (Julio García Condoy y
Honorio García Condoy), más que él como artista, sobre todo el segundo como
escultor. Tienen calle dedicada en Zaragoza.
En
cuanto a la mujer que ha realizado la restauración con nula calidad, decir que
era una persona que se dedicaba a cuidar el Monasterio, limpiarlo de forma
desinteresada y es una gran feligresa que cometió el error de meterse en camisa
de once varas. Aficionada a la pintura ya había realizado pequeños retoques a
otras obras en conventos de monjas.