No se valoró
correctamente el éxito del tranvía en Zaragoza, y eso, que es bueno para el
tranvía, es malo para los autobuses. Por cada viajero de más que emplea en
tranvía es un viajero de menos que emplea el autobús. Y esto en un momento
clave en los transportes púbicos y urbanos de Zaragoza es una pieza que debemos
analizar con sumo cuidado para no cometer errores a medio plazo.
En diciembre
de este año hay que renovar la concesión del transporte urbano de Zaragoza.
Posiblemente en forma de concesión y no de empresa mixta como se apuntó en un
principio, pero que marcará el futuro para las próximas décadas de este
servicio público.
La entrada de
una nueva empresa, de un nuevo sistema de relación contractual o incluso de un
nuevo sistema de empresa mixta provocará un cambio en el servicio. Pero la
puesta en funcionamiento del total de la línea 1 del tranvía supondrá otro gran
cambio.
Se sabe ya (y
se está preparando a los vecinos) qué líneas de autobuses funcionan mal, no son
rentables, llevan pocos viajeros, están condenadas a sufrir recortes. Pero esto
si no se hace más que con criterios económicos convertirá zonas de Zaragoza muy
bien servidos y zonas realmente desastrosas. Debemos además tener en cuanta que
no siempre es la población la que marca la usabilidad de un servicio de
transporte urbano, sino su edad, el servicio que ofrece, su distancia al
centro, su movilidad sociológica. Hay barrios con mucha gente joven que emplea
su vehículo privado para los desplazamientos y deja por falta de rentabilidad un
servicio a los pies de los caballos.
Las
lanzaderas no han funcionado bien como servicio rentable. Sobre todo por la
falta de uso al unir zonas alejadas y por ello que utilizan más su vehículo
privado. Las líneas menos usadas en Zaragoza son la 56, 57, 55, 54, 48, 27, 50,
25 ó 28. Algunas son imprescindibles como la 50, pero deberían tener un
rediseño para hacerlas atractivas en su uso y más útiles.
Debemos tomar
algunos aspectos del diseño del ACTUR como planteamiento de futuro para los
nuevos servicios. En el ACTUR los autobuses atraviesas las grandes avenidas y
son los vecinos los que se acercan hasta ella para tomar el servicio. Un
sistema que parece básico y lógico y que es el que se utiliza en las grandes
ciudades. Pero en otros barrios, por adaptación de líneas con muchos años en
sus trayectos, los autobuses entran por las calles interiores de los barrios,
haciendo muchos más kilómetros de los debidos y por ello más caro para las
arcas del Ayuntamiento (para todos) y además perdiendo frecuencia y tiempo en
estas entradas.
En estos próximos
meses nos irán contando muchos cambios necesarios, y todo esto con una
satisfacción actual de los viajeros muy alta. Complejo problema. Pero hay dos
factores que obliga a los cambios. La puesta en funcionamiento del tranvía. Y
la insostenibilidad del servicio actual con unas pérdidas para la ciudad de
unos 40 millones de euros cada año. Insostenible en estos tiempos sin subir
brutalmente el precio del billete más usado.