En nuestra constumbre de mirar de frente y no alzar la vista nos perdemos la visión de elegantes motivos, de imágenes que complementan la ciudad de Zaragoza y todas las demás.
Encima de la entrada a la basílica de El Pilar de Zaragoza tenemos estas hermosas esculturas de ángeles músicos que avisan de alguna buena noticia. O al menos eso parecen aparentar.
Serían los embajadores de una ciudad que respeta y comparte, admite a todas y todos y además le entrega si lo necesitan cobijo solidario. Somos ciudad histórica, noble, leal. Somos Zaragoza.