El espectáculo que está dando en estas semanas el PAR, el Partido Aragonés que representó desde 1978 al Aragón de la Transición, primero regionalista y luego ya autonómico conservador, es de una auto responsabilidad perdida que deberían hacer mirar con tranquilidad y más capacidad de reflexión histórica a todos los que desde dentro están peleándose por vete a saber bien qué motivos.
En la actualidad todavía tienen 658 concejales en todo Aragón, pero llevan excesivos años fuera del Ayuntamiento de Zaragoza lo que refleja claramente esa división que se repite en otros partidos aragoneses, entre Aragón y Zaragoza.
Un partido aragonés que ha estado siete veces dentro del Gobierno de Aragón y cuatro veces fuera de ese Gobierno, debería entender que su responsabilidad histórica es mayor que sus peleas internas, que admitiendo que sin Zaragoza es complicado funcionar, todos sus integrantes deberían admitir que si quieren sobrevivir como organización política, deben reflexionar sobre qué quieren ser en el futuro.
Un partido político que ha visto como desde sus inicios a las fechas más actuales ha perdido el 75% de sus votos en Aragón, no debe pensar que ya no son necesarios, sino que tal vez olvidarse de los núcleos importantes de Aragón por el número de habitantes, ha sido y es un gran error histórico.
El PAR debe resolver sus problemas internos, y tienen que ser ellos los que sean capaces de refundar su organización, pues Aragón los necesita. Modernizarse, rejuvenecerse, abrirse a la actual realidad aragonesa, a su historia y a sus formas de cultura actual son tal vez un primer camino.
Nunca he estado cerca de ellos, nunca los veo en mis muchas reuniones de política, y eso no es ni lógico ni válido. ¿Cuál es el motivo por el que yo no los veo nunca en las reuniones de gestión en Aragón? ¿Tal vez porque sean estas reuniones en Zaragoza?