La mala noticia del cierra de la empresa americana Kimberly-Clark
en Calatayud (fabricante de los populares Kleenex y
los pañales Huggies o de Scottex en Salamanca) merece un esfuerzo alto
para intentar una reversión en una situación que parece imparable para la fecha
del 15 de mayo.
No tiene sentido que durante meses la Dirección de Industria
y el Gobierno de Aragón hayan asegurado que había compradores para la planta de
Calatayud y ahora se cierre sin más. Ha sido rentable y de ella dependen 231
familias de la zona de Calatayud, un número muy elevado que hay que conservar. Han
sido 5 meses intentando buscan un comprador a una empresa que había decidido
salir de Europa. Una empresa con beneficios, rentable, pero en un mundo
globalizado en donde la decisiones estratégicas son insondables y a veces
ilógicas. Pero perder 231 puestos de trabajo directo y un número indeterminado
de indirectos en la Comarca de Calatayud es una sangría que no debemos soportar
con facilidad.