Tenemos el
Ebro desatado, inundando tierras de labor en zonas cercanas a Zaragoza,
complicando los barrios de la margen izquierda de Zaragoza que llevan algunos
años reclamando una limpieza válida y profunda de los fondos del Ebro, llenos
de gravas y sedimentos tras las obras de puentes y Expo en los años cercanos al
2008.
Lo malo de
esta situación es que lo sabemos, lo hemos dicho, se han intentado actuaciones
para dotar de profundidad al Ebro a su paso por Zaragoza, similar a la que siempre
ha tenido. Si por obras mal realizadas se ha perdido calado del río, se debe
—por seguridad— limpiar y simplemente dejar como debe estar, como estaba antes de
las obras. Nunca se ha pedido nada que no fuera dejar el Ebro como estaba antes
de las intervenciones en obras públicas.
Mientras
tanto las diversas clases de patos que viven junto a nosotros, tienen que ir
buscando orillas, para escapar de la riada.