Hace casi dos
años se decidió desde el Ayuntamiento dar como ganador del concurso de ideas
para revitalizar el entorno de la Estación del Norte de Zaragoza al trabajo
presentada por el arquitecto Luis Peirote “…e la nave va…”. Han pasado dos años
y hoy El Periódico de Aragón revive el asunto en los medios, aunque es un
asunto que se ha seguido manteniendo en la Junta del Distrito del Rabal, vivo
en reuniones políticas pero también en charlas técnicas y análisis tal vez
interesados para que no se disolviera el proyecto en unos momentos realmente
muy complicados —por no decir imposibles—, para lograr invertir en este tipo de buenas ideas.
El proyecto
“…e la nave va…” tenía sus puntos fuertes y muy interesantes, sus puntos
conflictivos y que los tiempos van llevando a modificaciones, pero era un
proyecto de ciudad que nace dentro del Distrito del Rabal, para dar vitalizada
a toda esta zona pero también par lograr que la ciudad de Zaragoza se
acostumbre a cruzar el río Ebro, a entender que es posible lograr sinergias
entre ambas orillas y ofrecer excelentes servicios nuevos desde el Rabal.
Este proyecto
se asentaba sobre tres pilares fundamentales como grupo unido, pues la falta de
uno de ellos hacía imposible el sentido de la totalidad.
Eras tres
actuaciones que se sustentaban entre ellas, y la modificación profunda de uno
de ellos, de cualquiera, hacía complejo entender y aprobar el resto. Incluso
imposible de rentabilizar o de realizar.
1/ Un gran
centro de mercado abierto, tipo Camden Town, envolviendo al edificio actual de la
Estación del Norte. Un proyecto que personalmente entiendo correcto, algo flojo
de estructuras de calidad, muy ambicioso pero poco concreto, aunque el uso lo
definiría en los primeros años. Excelente idea que se debería haber
profundizado algo más.
2/ Unos
edificios para viviendas públicas en la zona más alejada al Ebro, bien para
estudiantes, para personas mayores tipo residencia semi abierta al modo
europeo, etc. Serían dos edificios con un total de unas 70 viviendas.
3/ Una gran
torre de unas 20 alturas, con auditorio para entre 500 y 850 personas, cine,
restaurante, posible hotel, oficinas, salas de exposiciones y de conferencias,
etc.
No debemos
olvidarnos de que en el total del conjunto se actúa también sobre todo el
espacio creando un garaje subterráneo para vecinos y abierto al público
visitante.
El periodo de
inicio de obras debería ser comienzos del año 2013 y el presupuesto era de unos
13 millones. Como es lógico entender, algo esto totalmente imposible de cumplir
hoy.
¿Qué se
plantea ahora para no encerrar en el cajón el proyecto?, pues trocearlo en tres
proyectos menores, para que empresas pujen o se interesen por cada uno de los
tres proyectos por separados. Pero hay un problema insalvable. Este proyecto es
“un todo” y troceado se convierten en nada. Efectivamente es posible encontrar
a una empresa que quiera hacer en suelo público 70 viviendas para uso
concertado. Es posible. Y es también posible encontrar a una empresa que crea
en el proyecto de mercadillo polivalente, de zona de actuación cultural con
poca inversión, que sirva para revitalizar lo que ahora es un barrizal. Pero
sería un proyecto que nacería desde la idea modificada de la empresa
interesada, que en nada sería como el proyectado, no tanto en concepto
urbanístico, de “hard”, sino de idea y de usos.
Se cae el
garaje pues hoy está demostrado que es complicado rentabilizarlo. Y se cae la
gran torre, que si bien era un proyecto complicado de asumir por su gran
altura, era el edificio que lograba dotar al Rabal de unos servicios que hoy no
tiene y que servía para atraer ciudadanos hasta esta orilla y a dar sentido
estable a todo el proyecto.
¿Qué
planteamientos se pueden hacer? Algo que nos est
á costando mucho entender y que en algún
momento Zaragoza decidirá: dar sentido y continuidad a una línea discontinua
que de manera peatonal une El Pilar y su zona de influencia urbana con el
Puente de Piedra, la zona de San Lázaro hasta la Estación del Norte. Es
urbanismo pero también es sociología y movimientos de las personas.
Partiendo de
esta idea de futuro, lenta pero lógica, cualquier actuación en el entorno de la
Estación del Norte se debe realizar con sumo cuidado si es de largo recorrido
en el tiempo. No es posible subastar soluciones parciales para demostrar que
aquello no está muerto. Sería un grave error.
Por otra
parte es vergonzoso el estado en que se encuentra toda esta extensa zona de
tierra, barro, charcos, que rodea una zona tan céntrica, plaza primera de
entrada a un gran Distrito. Debe ser una Plaza Céntrica, debe tener una
continuidad verde que se queda ininterrumpida al llegar a esta zona por falta
de coraje, y sabiendo que cualquier actuación verde puede ser reversible, algo
que no es posible si nos liamos a construir a la carta según las necesidades de
cada empresa que acude a sus negocios.
La idea de un
gran mercado abierto (o no) es muy interesante, pero por desgracia en Zaragoza
ya se han realizado intentos y estudios en diferentes zonas desde hace décadas sin ningún éxito. Falta osadía
política para decidir, sabiendo que es posible equivocarse en este aspecto.
Recuerdo por ejemplo algunas ideas al respecto para el Matadero en los años 80.