26.7.12

Arcosur, el tranvía y las nulas maneras de entender el urbanismo

Muchos en Zaragoza somos conscientes de que Arcosur va a representar un nuevo problema para Zaragoza, por una constante mala gestión a la hora de entender las erróneas decisiones anteriores. Asistir a los desencuentros políticos actuales, con esperpentos como decidir cambiar la línea de tranvía de Delicias por la de Arcosur, es no entender nada de gestión municipal ni de financiación. 

El tranvía a Arcosur cuesta una pasta gansa que no resultará rentable hasta que en esa zona de Zaragoza vivan 60.000 nuevas personas, es decir dentro de bastantes años, mientras que en Delicias sale rentable desde el primer día de funcionamiento. En Arcosur lo lógico es poner autobuses que solo es trasladar un servicio sin inversión necesaria. Que el PP diga lo contrario es jugar a joder y eso, está mal cuando las cuentas están peor. ¿Estaría dispuesta la empresa del tranvía a construir unos kilómetros que sabe serían en detrimento de la rentabilidad de su actual empresa? ¿quién financiaría estas obras, sabiendo que pueden ir en contra de la viabilidad de toda la empresa de Tranvías de Zaragoza? 

Pero intentar una ampliación de la edificabilidad de Arcosur con más pisos, a costa de restar zonas libres es otro error, cuando lo esencial, falla. ¿De donde vamos a sacar 60.000 nuevos zaragozanos para llenar Arcosur? ¿desde otros barrios de Zaragoza? ¿los dejaremos vacíos para llenar otro nuevo barrio sin servicios hoy, a bastantes kilómetros del centro de la ciudad? ¿cómo vamos a lograr la financiación de los nuevos servicios de Arcosur, cuando no hay dinero? ¿de donde los vamos a restar? 

Dicen que la solución para la financiación final de Arcosur pasa por hacer 1.667 nuevas viviendas. ¿Quién las va a adquirir por encima de las que ya hay proyectadas? ¿quién la va a financiar en estos tiempos? Efectivamente la crisis pasará, pero nadie sabe ni cuando ni en qué condiciones y lo que es más lógico, con qué idea de urbanismo inmobiliario, pues toda crisis larga conlleva cambios en la forma de entender las sociedades.