He estado recorriendo el trayecto del tranvía en Zaragoza para poder conocer en vivo y directo la que será la obra de despedida de una corporación municipal que nos deja en pocas semanas.
Tranquilos, que todavía no se sabe quien gobernara esta Zaragoza que tanto necesita gente con ganas de trabajar por ella.
Bueno, a lo que iba. Es un gran recorrido, asombra hasta donde han llevado el tranvía en su final de línea, después de haber escuchado algunas críticas sobre que parte de Valdespartera se quedaba sin servicio de tranvía. Es un recorrido amplio y largo y con posibilidades de ampliarse si es necesario.
El tranvía hace más ruido del que yo esperaba. Creo que mejorará con las semanas, al estar todo más “fino”. La zona de Gran Vía necesita perder tráfico de autobuses como el comer. Hoy circulaban todos los tranvías y se notaba en exceso la saturación. Las líneas de autobuses son el gran reto por resolver, pues son necesarias para dar servicios complementarios y creo que hay que modificar recorridos para dar más servicio en algunas zonas. Por ejemplo desde Valdespartera y Casablanca hacia la Estación de Renfe, por Vía Hispanidad,l para empezar e ir pensando en una línea circular por el Tercer Cinturón para continuar.
La Gran Vía se está remodelando y ha perdido anchura para el paseo. Creo que aquí se podría haber intentado algo más arriesgado, más contundente. Me da la sensación de que el centro de la Gran Vía va a perder uso. Ya veremos pues falta el mobiliario urbano y aquí se está trabajando en serio.
Sigo pensando que unos carteles pintados en el suelo con un “cuidado, tranvía” no es suficiente. Lo siento y me alegraría enormemente si estoy equivocado. Odio las tablas de madera en el suelo haciendo dibujos de hojas. Demuestra no conocer una ciudad con muchas personas. Tengo ejemplos en ciudades pequeñas que no han funcionado por su mantenimiento.
Y la gran “boutade” es poner encima de las marquesinas de las paradas, plantas de pequeña altura para darle un toque de “¿ecologismo?”. Que por favor alguien me lo explique para no sufrir más.
Los vehículos son amplios, las paradas se ven muy suficientes y bien dotadas y a una distancia a la que nos tendremos que acostumbrar pues las líneas de autobuses en algunos casos están muy mal distribuidas por cercanía, y nos hemos acostumbrados mal.
Hay algo que tendremos que poner encima de la mesa antes pronto que tarde. El vehículo privado tiene cada año menos sentido por el centro de las ciudades. Han cambiado las formas de entender la movilidad urbana y aquí hay también que exigir un servicio de más calidad a los que gestionan los Ayuntamientos, con unas frecuencias lógicas y nunca superiores a los 15 minutos las peores líneas, siendo lo habitual entre 5 y 8 minutos.
Si, soy consciente de que el precio del autobús y ahora del tranvía está subvencionado por los Ayuntamientos y que así es imposible soportar más y mejores servicios. Así que también aquí habrá que hacer pedagogía política e imaginación social.