El periodista Luis de Urdán publicó en Andalán en el año 1973 un artículo titulado: “¿Romareda o Rabalera?” hablando de la posibilidad que se barajaba en aquellos años de cambiar el todavía actual campo de fútbol de la Romareda donde juega el Real Zaragoza, hacia la zona entre el ACTUR y el Rabal.
Han pasado 46 años y la Romareda ha sufrido enormes juegos de intereses, pero sigue en el mismo lugar, ajada y vieja. Tan es importante para las grandes fortunas de Zaragoza que incluso en esta misma campaña electoral de hace dos semanas se volvió a utilizar por parte del PP para sacarla a relucir en un ejercicio con Lapetra digno de cualquier tipo de crítica, aunque los resultados obtenidos por los protagonistas hayan sido “hermosos”.
En aquel verano de 1973 en Madrid se discutía lo mismo y el Bernabéu era otra perla que se deseaba convertir en hermosos pisos, grandes edificios carísimos, pelotazos sin pelota. Y Zaragoza no podía ser menos, pues hay que recordar que la posición de nuestra Romareda es fabuloso para sacarle buena tajada. Pero no nos engañemos, no, no es por el lugar donde se encuentra, sino por el lugar en donde se podría construir el nuevo estadio de fútbol. Lo importante es saber el juego económico que puede dar a un erial, si en medio de su huerta vacía ponemos un campo de fútbol moderno, de diseño, carísimo y atractivo para los nuevos ricos.
¿Acaso creen que cuando se hablaba de San José, se estaba pensando en los beneficios de los espacios vacíos que se quedaban en la Romareda actual? Nooooo. Los terrenos alrededor de la zona de San José ya se habían adquirido como barata pero lujosa guinda.
Así que cuando en 1973 se pensó en llevarse el campo de fútbol al ACTUR los movimientos eran en esa concreta zona. Convencer en aquellos años de que la Feria de Muestras tenía que ampliarse era sencillo, y que los terrenos de la Romareda eran los idóneos más fácil. Un campo de fútbol viejo y unos terrenos que se necesitan.
Pero los dueños de la Zaragoza de siempre no quería el cambio ni al ACTUR ni al Rabal, así que la emprendieron contra esa zona de Zaragoza. Nieblas, suelos pantanosos, inseguridad, cruzar el río Ebro, suelos inestables, nooooo. En esa zona nooooo. Sobre todo porque en esa zona hay mucho terreno público que no se puede comprar y revalorizar. No.
Y aquí el periodista nos habla de unos terrenos brutales que el Banco Industrial de Cataluña habría comprado en la derecha de la carretera de Valencia, una zona barata, desértica que tras adquirir había que impulsar. Y nada mejor que regalar —dice el periodista— unos buenos terrenos para crear la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza, para ver si cuela el espacio. Había que impulsar una casi por entonces desconocida Valdespartera y sus miles de espacios que se acercaban hacia Muel, a derecha e izquierda de la carretera de Valencia, pues es donde estaba el futuro de Zaragoza.
Los años han demostrado que el periodista tenía olfato, que toda aquella carretera ha supuestos en estas décadas el mayor crecimiento real en habitantes e industrias de la Zaragoza Metropolitana, aunque no se haya construido (todavía) el Nuevo Campo de Fútbol del Real Zaragoza.
Aquel banco, el Banco Industrial de Cataluña entró en aquel mismo año en crisis por diversos motivos, era un banco catalanista que acabó en manos de Banca Catalana de la familia de Puyol, después la compró Banco Vizcaya para entrar luego en fusiones del BBV y después en el BBVA. Todo un recorrido curioso, inmenso y lleno de “cositas” en el camino. Y Zaragoza, como siempre, campo perfecto para los laboratorios de todo tipo, sobre todo si son de fuera pues nunca nos han gustado los que son aragoneses o zaragozanos.