En los planos de Zaragoza de hace 140 años se puede observar una gran isla de sedimentos, en el río Ebro a su paso por la ciudad, junto a la actual zona de Helios, tras la arboleda de Macanaz. Esta isla tuvo que estar varios años pues dió tiempo como para ser conocida por un nombre que se mantuvo incluso en los planos de la época. Es un ejemplo más de que los grandes ríos —y los pequeños— están vivos, dominan sus entornos, se transforman y cambian. En los planos realizados pocos años después ya no existe esta gran isla, posiblemente desaparecida tras una riada del Ebro.
Toda esta zona de la margen izquierda se ha ido transformando con los siglos, pues el río Ebro forma unos meandros no fijos en su entrada a Zaragoza, que si bien hoy están muy estudiados y controlados, durante siglos han modificado toda la geografía de esta zona de la ciudad de Zaragoza.