Edificios que siguen siendo públicos, que se van a destinar a uso público según siempre se ha dicho y que permanecen abandonados y sin sentido de continuidad.
Muchas veces nos preguntamos qué somos realmente, qué deseamos hacer con los que nos toca gestionar. No tiene sentido que más de tres años después de cerrarse Expo 2008 no tengamos ni idea qué hacer con estos pabellones. O lo que es más sangrante, Que desde el primer día se sepa que no se pueden destinar para lo que se propuso como idea desde el principio, pues su construcción no sirve para por ejemplo convertir el Pabellón Aragón en el Departamento de Educación de Aragón.
Pues si no sirve, se abandona la idea y se busca otra.
¿Qué tal un Museo de Aragón?
¿Qué tal una exposición constante sobre la diferentes Comarcas aragonesas, cada mes una distinta y que durante los fines de semana nos enseñara a todos los visitantes sus productos, sus industrias, sus posibilidades turísticas?
¿Qué tal un Museo de la Expo 2008?
¿Qué tal un Museo de Arte Contemporáneo, Performance y Vídeos?
¿Qué tal una sede cultural de esas muchas que en Aragón necesitamos?
¿Qué tal haber mantenido los contenidos que ya tenía en la Expo 2008 para que se siguiere disfrutando de la publicidad que Aragón necesita para ser más conocida por los visitantes turísticos a Zaragoza?
Esto en nada, en dos minutos, mientras escribo estas líneas. Como me ponga a pensar en serio, seguro que encuentro mejores soluciones todavía. Todo menos dejar que se hunda en la miseria. Y se lo dice un bobo ligeramente ilustrado. Si se ponen a pensar los que cobran por ello, deberían encontrar mil soluciones diferentes.