El Gobierno del PSOE de la mano de valencianos, catalanes, murcianos e incluso andaluces ha enterrado las posibilidades de que Aragón se articule hacia Europa a través del TCP, un corredor ferroviario que daría actividad económica a un territorio deprimido sobre todo por el abandono al que sistemáticamente le castigan desde Madrid, simplemente por que somos pocos.
Es el mismo criterio que se emplea para obviar las soluciones lógicas de muchos asuntos importantes. Mientras se sigan empleando estos baremos de medir para Aragón, seremos cada vez menos potentes, más débiles, más pobres.
José Blanco y el PSOE se han despedido de Aragón olvidando la lógica y recomendando a Europa unas comunicaciones que en vez de unirse en una sola —la TCP— para llegar a Europa transporte de mercancías por ferrocarril, se dividen entre el Mediterráneo y el País Vasco. Se olvidan del poder estratégico de Aragón dentro de una España compleja, se olvidan de que uno —la TCP— es más barato que dos.
Pero en Aragón además de ser pocos somos muy benevolentes con los enemigos de nuestras posibilidades y en realidad tenemos lo que hemos elegido, pues son ellos, los que hemos elegido los que deciden por nosotros.
Ya casi no merece emigrar a otros territorios españoles, ahora toca emigrar a Europa, pero a la vuelta, los aragoneses que emigran de Aragón, lo harán vete a saber tú qué lugar. Vamos camino del desierto demográfico, a nadie le parece importar que entre Barcelona y Madrid, entre Valencia y el País Vasco, tengan que cruzar un desierto de polvo. Incluso ni a los aragoneses.