Vuelve a los medios de comunicación y posiblemente a los despachos, la idea de dragar el río Ebro a su paso por Zaragoza. Es cierto que el cauce en la actualidad no es igual al de hace 10 años, se han ido formando islas más o menos naturales tanto en la zona de Helios como en la cercanía del Puente de Hierro. El gran dilema es saber si es mejor dejarlo así y que se ala propia naturaleza la que controle este tipo de sedimentos o si es mejor aunque menos natural, actuar sobre estas islas y suprimirlas. Controlar la seguridad sería un gran y determinante decisión, pero cierto es que unas avenidas limpian también los fondos del río y que una limpieza deja hueco para posteriores sedimentos.
El Ayuntamiento de Zaragoza calcula que dragar de nuevo el cauce del Ebro para retirar más de 26.000 m3 de gravas de la zona de Helios costaría unos 300.000 euros. No obstante, el Consistorio pretende que quien financie los trabajos en caso de ser autorizados sea el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Lo que se plantea es rebajar el lecho del río 1,2 metros, lo que supondría extraer del cauce el doble de sedimentos que los que se han removido en los sucesivos dragados acometidos para permitir la navegación fluvial.
El Consistorio asegura que retirar la playa de gravas de Helios mejoraría la seguridad del Actur en caso de riada, pero científicos y ecologistas rechazan este argumento y aseguran que lo que se pretende es favorecer los usos lúdicos y deportivos del río. Expertos en dinámica fluvial sostienen que la acumulación de materiales en ese tramo del Ebro se produce por causas naturales y avisan de que, una vez retirada, la playa de gravas volverá a formarse. Además, cuestionan la versión del Ayuntamiento según la cual en 2007 una única riada elevó 80 centímetros el lecho del río a causa de las obras de la Expo.