Juslibol, sus galachos y alrededores siempre me han parecido unos paisajes en el interior de la ciudad de Zaragoza, poco empleados para el descanso y la relajación, para la contemplación del visitante y en cambio con muchas posibilidades.
Es cierto que es un paraje natural en donde las aves descansan y crían y que hay que preservarlo de visitas masivas o incluso molestas. Pero es un lugar tan cercano al centro de la ciudad y con tantas posibilidades, que produce casi peno su pequeño conocimiento por parte de los zaragozanos.
Os dejo una imagen del Juslibol de otoño, del calmado y tranquilo, del que permite pasear y perderse por sus montes o por sus galachos.
Que no se nos olvide que está lleno de senderos diversos para poder subir o pasear, para cambiar de recorrido según las ganas que se tenga de andar o de simplemente observar.