10.5.24

Antonio Agustín Albanell, jurista zaragozano

Hay aragoneses que con el paso de los siglos se han ido perdiendo su recuerdo, sus labores, la importancia de lo que hicieron en vida y que ha facilitado que todos ahora estemos en donde estamos en sus diversas disciplinas. Uno de ellos fue Antonio Agustín, un zaragozano jurista que nació en la calle Fuenclara en febrero de 1517, en la casa de los Agustinos.

Antonio Agustín Albanell fue en su tiempo un destacado jurista español y humanista del Renacimiento al que se le llego a llamar "El San Isidoro del siglo XVI". Su contribución al ámbito del derecho y la jurisprudencia es significativa. Aquí analizaremos algunos aspectos destacados de su vida y obra:

Formación y carrera académica: Agustín estudió leyes en las universidades de Alcalá de Henares y Bolonia, destacándose por su brillantez académica desde temprana edad. Toda su familia venía del mundo del derecho y era una estirpe de notables juristas.

Obra jurídica: Es conocido principalmente por su obra "De emendatione gratianae", una crítica exhaustiva de las "Decretales de Graciano", una importante colección de derecho canónico. Agustín señaló errores y contradicciones en esta obra, lo que influyó en la revisión y corrección de las mismas. Además de "De emendatione gratianae", Agustín escribió otras obras importantes, como "De regulis iuris", donde aborda cuestiones de jurisprudencia y teoría del derecho, y "De rebus sui temporis", una crónica histórica de su época.

Pensamiento humanista: Agustín fue influenciado por las corrientes humanistas de su tiempo, lo que se refleja en su enfoque crítico y su interés por la erudición y la revisión de textos antiguos. Agustín estuvo en contacto con importantes figuras del humanismo y la jurisprudencia de su tiempo, como Andrea Alciato y Juan Luis Vives. Estas relaciones intelectuales influyeron en su pensamiento y en su desarrollo académico.

Carrera eclesiástica: Además de su labor como jurista, Agustín también tuvo una destacada carrera eclesiástica. Llegó a ocupar importantes cargos, como Obispo de Alife en Nápoles, Obispo de Lérida, hasta que fue nombrado arzobispo de Tarragona, en cuya catedral está enterrado.

Contexto histórico: Antonio Agustín vivió en una época de profundos cambios en Europa, marcada por el Renacimiento y la Reforma Protestante. Estos movimientos influyeron en su pensamiento y en su enfoque crítico hacia el derecho canónico y la autoridad de la Iglesia.

Actividad política y diplomática: Además de sus actividades académicas y eclesiásticas, Agustín también desempeñó un papel activo en la vida política y diplomática de su tiempo. Participó en diversas misiones diplomáticas y ocupó cargos políticos, lo que le permitió tener una visión amplia y multifacética de la realidad de su época. Fue hombre de confianza y de consulta de Reyes y papas de su tiempo.

Legado en el derecho español: La obra de Antonio Agustín tuvo un impacto significativo en el desarrollo del derecho en España. Sus ideas y su enfoque crítico influyeron en la evolución del derecho canónico y civil en el país, y su legado sigue siendo relevante para los estudiosos del derecho hasta el día de hoy. Instaló una imprenta en los años en los que fue su Arzobispo en donde dio impulso a numerosos libros para completar su biblioteca que actualmente está en El Escorial.

El zaragozano Antonio Agustín fue una figura destacada del Renacimiento español, cuya obra abarca no solo el ámbito del derecho, sino también la historia, la política y la diplomacia de su tiempo. Su enfoque crítico y su erudición lo convierten en una figura importante en la historia intelectual de España y de Europa. Falleció en Tarragona en el año 1586 y en su vida fue autor de más de cien obras de Derecho, Historia y Teología.

8.5.24

Historia de Prudencio, un posible zaragozano poeta del siglo IV

En Zaragoza todos sabemos donde está la calle Prudencio, pero no todos sabemos quien fue el citado Prudencio, así que voy a contar algunos datos de este insigne zaragozano. El primero es que no hay seguridad de que naciera en Caesaraugusta sobre el año 348 (pues sin querer nos lo dijo él mismo al señalar quien gobernaba en su niñez), aunque sabemos que nació a orillas del Ebro y bien también podría haber nacido en Calahorra, en Calagurris.

Aurelius Prudentius Clemens fue un gran poeta que en aquellos años primeros del cristianismo era tanto como decir que era un relator, un periodista actual, pues sus trabajos eran muy amplios y han llegado algunos hasta nuestros días.

Realmente Prudencio se consideraba tanto de Calahorra como de Zaragoza lo que ha creado serias dudas sobre su nacimiento pues a ambas localidades volvió varias veces y sobre ambas escribió y citó como "suyas". 

De hecho en el año 405 hubo una edición de todas sus obras, lo que le da la importancia que se merecía, incluso en vida.

Fue el primer relator de las persecuciones a los cristianos en Zaragoza, a los Innumerables Mártires, a Santa Engracia, etc. Escribió el Cathemerinon liber donde hace un relación de lo que se debe hacer en cada hora del día con himnos. También un libro (Hamartigenia) sobre el origen del pecado, una Apotheosis sobre la resurrección. Su largo poemario titulado "Peristéfano" sería su obra más conocida en la actualidad. Contiene 14 bloques, del que el cuarto está dedicado a Zaragoza y a sus Innumerables Mártires.

Dejó escrito los tormentos que se realizaron a San Lorenzo, a San Vicente y a Santa Engracia, y algunos de sus escritos han servido varios siglos después como inspiración a otras obras sacramentales o de alegorías teatrales sobre las luchas de las almas humanas con sus demonios y sus dudas.

Murió a principios del siglo V, entre los años 405, 410 a 413, no hay seguridad. Su vida fue realmente la de un político que se movía por la Europa romana de aquellos años, por Roma y Milán principalmente, llegando a ser Gobernador de hasta dos ciudades o provincias romanas (no conocemos sus nombres) y estar en contacto con los gobernantes de su época.

A finales del siglo IV y cansado ya de esa vida pública, se retiró a un monasterio, de vuelta a Hispania, para hacer una vida pobre incluso en la alimentación y dedicarse a la poesía religiosa, que comenzó a escribir ya muy tarde, cuando ya tenía 56 años, en el año 404 aunque algunas obras son ligeramente anteriores. Allí, en ese monasterio, murió sin saber en qué lugar estaba.

Os dejo algunos textos suyos escritos a principios del siglo V, hace más de 1.600 años:

Diez lustros he vivido ya, si no ando engañado; siete órbitas además van haciendo rodar el año, mientras yo gozo del tornadizo sol. El fin se me llega y Dios ya apliega el día vecino a la vejez. ¿Qué hice de provecho en tan luengo paso del tiempo?
Bajo el chasquido de palmetas lloró mi edad primera; luego, contagiado de faltas, la toga me enseñó a mentir, no sin culpa en mi conciencia.
Entonces el descaro lascivo y la altanera molicie (¡ay, vergüenza y pesar!) mancillaron mi mocedad con las heces y el lodo del libertinaje.
Después las disputas armaron mi espíritu turbulento y mi afán malamente empeñado en vencer quedó sometido a avatares adversos.
Al timón de las leyes goberné por dos veces las riendas de nobles ciudades: a los hombres de bien devolví sus derechos de ciudadanos, fui el terror de los delincuentes.
Por fin, ascendiéndome en rango militar, el afecto del príncipe me elevó, tomándome a su servicio y haciéndome estar muy cerca de él, en la guardia más próxima.
Y mientras la vida, en un vuelo, me anda cumpliendo estas cosas, de pronto la albura de pelo se le ha colado a este viejo, censurando mi olvido del anciano cónsul Salía, bajo cuyo mandato fue mi día primero; cuántos inviernos éste ha ido haciendo rodar y cuántas rosas devolviendo ha ido a los prados, pasados los hielos, la nieve de mi cabeza lo prueba.
¿Es que de algo me han de servir estas cosas, buenas o malas, después de extinta la carne, cuando ya la muerte ha ya borrado aquello — sea lo que sea— que yo había sido?
Decirme debo: «Quienquiera que seas, tu espíritu ha perdido el mundo al que se ha entregado; aquello por lo que se afanó no es propio de Dios, de quien serás posesión».
Y, con todo, en el instante postrero despójese el alma pecadora de su ofuscación y a Dios honre con su voz al menos, si con sus méritos no puede.
Que sus himnos marquen el engarce de los días y ninguna noche calle sin cantar al Señor; luche contra los herejes, la fe católica extienda, pisotee los cultos gentiles, lleve la ruina, Roma, a tus ídolos, consagre su canto a los mártires, a los apóstoles alabe.
Y mientras estos poemas escribo o pronuncio, ¡ay, ojalá que, libre de los lazos del cuerpo, yo me proyecte hacia donde me haya conducido el sonido último del movimiento de mi lengua!.


Nota.: Por si a alguien le interesa conocer mejor sus obras os dejo las cuatro obras que se consideran más importantes, y todas se pueden conseguir por internet.

"Cathemerinon" (Himnos Diarios): Una colección de himnos que cubren diferentes momentos del día y eventos de la vida cristiana.

"Peristephanon" (Corona de los Mártires): Una serie de himnos en honor a los mártires cristianos y sus sacrificios.

"Psychomachia" (La Batalla de las Almas): Un poema alegórico que personifica las virtudes y los vicios en una batalla espiritual.

"Apoteosis" (Apoteosis de Mártires): Una obra que celebra a los mártires cristianos y su triunfo en el cielo.

Segunda Puerta de Santa Engracia en Zaragoza


Vemos en esta imagen a una Zaragoza engalanados con ocasión de la visita de la reina Isabel II a la ciudad en octubre de 1860. En primer plano vemos al Neptuno presidiendo la actual Plaza España, sin tridente pues estaría en reparación, y todo el trayecto del actual paseo de la Independencia.

Pero al fondo vemos la Segunda Puerta de Santa Engracia. ya habíamos hablado de la Primera Puerta y de la Tercera Puerta. Esta que es la Segunda en pocas décadas, es la posiblemente menos conocida.

Es una fotografía de Charles Clifford mostrando toda la zona que habían ideado en un primer momento los franceses y que ahora ya los zaragozanos habían decidido dignificar como el futuro crecimiento de la ciudad.

Se plantó hacer un Arco del Triunfo pero las dificultades económicas de aquellos primeros año tras la Guerra no permitían grandes gastos. El propio Rey Fernando VII destinó parte de los impuestos que se recaudaban en la ciudad con la entrada del azúcar y el cacao, para destinarlos a la construcción de esta puerta o Arco del Triunfo.

En el año 1827 se iniciaron las obras, pero aquello iba muy lento y aunque se intentó tenerla terminada para una visita del Rey no fue posible y se puso en su lugar una puerta al que llamaron "Interina" hecha con maderos y lienzos imitando la futura puerta. Un clásico trampantojo.

Se reanudaron las obras en 1830, se pararon, se continuaron en 1835, no gustaba del todo el proyecto ya construido y se modificó en 1859, y cuando vino Isabel II seguía sin terminar, aunque la veamos en la imagen de arriba a lo lejos, y se volvió a terminar con grandes telas y andamios, para simular un Arco del Triunfo definitivamente acabado.

Finalmente en el año 1865 el Ayuntamiento de Zaragoza decidió demoler la puerta inacabada y en malas condiciones, sin haber quedado terminada nunca. 

Los proyectos eran muy hermosos, el papel aguantó todos los dibujos posibles simulando la Puerta de alcalá de Madrid, pero nunca pasó de una puerta de entrada y salida sin sentido pues incluso cerraba visualmente el crecimiento de Zaragoza.