1.2.25

Edificio de la Diputación General del Reino de Aragón



La Diputación General del Reino de Aragón, la antigua e histórica Diputación General de Aragón, estuvo en tiempos junto a la Plaza del Pilar, detrás de la Puerta del Ángel, en la desembocadura del Puente de Piedra, junto a la Lonja, entre esta y la Catedral de La Seo

No existía la calle D. Jaime ni la Plaza de la Seo, lo que nos lleva a uno posición similar a la del Foro romano, en el actual lugar en donde está el Museo Diocesano.

Constituía el centro político de Zaragoza y Aragón, el centro judicial y rodeado del centro religioso e incluso comercial, constituyendo sin duda un uso muy parecido en lugar y forma al del Foro romano. Albergaba este edificio gótico el Archivo del Reino, que quedó destruido en los Sitios de Zaragoza.

La construcción del edificio ubicado en la actual plaza de la Seo, en el lugar ocupado después por el seminario conciliar de Zaragoza, se llevó a cabo durante los años 1437-1450. 

La inauguración “oficial” de la obra se puede concretar cuando los 4 brazos del poder aragonés, reunidos en las Cortes de Zaragoza en 1450, se trasladaron desde la iglesia del Pilar a la sala Susana de las Casas del Reino “clamadas vulgarmente casas de la Diputación”. El edificio se construyó bajo la dirección económica de D. Ramón de Mur

La planta y distribución del edificio en esta primera época es conocida por haberse recogido en varias fuentes, tanto escritas como gráficas. 

En la planta noble al lado de la citada sala o claustra Susana estaba la “Cambra del Cantón” que se destinaba al Justicia, otra sala daba hacia las Casas del Puente (sede del concejo municipal zaragozano) y por último, había otra sala destinada a archivo que se llamó de San Jorge, por haber en ella una talla de este santo, que recaía sobre el torreón izquierdo de la Puerta del Ángel. 

A lo largo de los siglos de vida de la Diputación General del Reino de Aragón, esta distribución fue variando, afectada por el crecimiento de las oficinas, las obras, y la inclusión en el edificio de otras Instituciones. Muchas de estas modificaciones están documentadas y algunas estudiadas.

En el Segundo Sitio de los franceses, en plena Guerra de la Independencia, en los días 27, 28 y 29 de enero de 1809, fue pasto de las llamas el soberbio Palacio de la Diputación del Reino de Aragón. El día 27 cayó sobre él una bomba e iniciado el fuego, fue imposible contenerlo por la rapidez de su propagación e intensidad.

Se sabe que en su planta superior se hallaba el Salón de Cortes ó Sala Real, que media 292 palmos de largo, 52 de ancho y 56 de altura, seis grandes ventanas, dos a oriente y cuatro al norte, iluminaban esta hermosa estancia. 

En el fondo de dicha sala, en la pared de oriente, estaba colocada a manera de altar la imagen en alabastro de San Jorge y el dragón, obra del escultor pamplonés Miguel de Ancheta. Las paredes estaban vestidas con retratos de los reyes de Aragón, pintados por Felipe Oriosto, con sus respectivas inscripciones latinas de Jerónimo Blancas. 

La techumbre mudéjar era dorada y estaba adornada con figuras en relieve de grifos, leones, centauros y otros animales mitológicos era espectacular. En otra habitación contigua se reunía el Tribunal del Justicia, y contenía retratos de estos célebres magistrados.

En su capilla, situada en el piso bajo, Gil de Morlanes había labrado en 1502 un notable retablo de alabastro dividido en tres compartimientos: en el centro, la Coronación de la Virgen, y en los costados, historias de San Jorge y de Santa Engracia. La Audiencia Real se reunía en esta hermosa estancia decorada con pinturas de Pablo Raviella

Según los hermanos Gascón de Gotor, de la antigua Diputación se conservan en el Museo Provincial de Zaragoza dos grandes relieves de piedra con las armas de Aragón.


Un amable lector solicitó el otro día en un comentario alguna imagen de este importante edificio, tristemente perdido como muchos otros en los Sitios de Zaragoza. Puedo mostrad (de momento) estas dos imágenes. Ambas muy conocidas pero de las que dispongo en una calidad aceptable estos detalles que dejo. 

El tejado de colores indica el Edificio del que estamos hablando. De momento es todo lo que tengo. Si se desean ver más grandes las imágenes, hacer clic sobre ellas. Más información aquí.

Poblaciones de alrededores a Zaragoza, en el año 1752



Os dejo una sección de un mapa de Aragón del año 1752. Con las poblaciones que hace 270 años eran más reconocidas en los mapas y que estaban en los alrededores de Zaragoza, y que vemos reflejadas en el mapa. 

Curiosamente algunos lugares parecen tener hoy mucha menos importancia que antaño y otras en aquellos siglos no parecían existir. 

Y además otras han cambiado ligeramente su nombre como “Cugullada” por Cogullada. Farletillo por Farlete, Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja que hoy es simplemente una ermita parecía existir como población estable mientras que La Cartuja parece ser en aquellos años solo el Monasterio de La Concepción sin población aledaña. 

Es curioso también que Las Casetas tenían un artículo delante que hoy ha perdido y no parecía existir Utebo. ¿Qué es realmente Santa Bárbara? ¿Es la zona de Valdespartera? Simplemente curioso.

Inicios del Cine Alhambra de Zaragoza


Cuando comenzaba el siglo XX, en el año 1910, en Zaragoza solo había un cine, el Cine Ena Victoria, de estilo modernista en el Coso número 50 con una recargada decoración, y cuyo lema había sido “Moralidad y confort”. La propia ciudad entendía que debía ampliar sus locales de proyección cinematográfica y algunos empresarios se unieron para crear una empresa que diera forma al que luego fue el Cine Alhambra.

Ubicado en el paseo Independencia nº 26, este Cine Alhambra se inauguró un 6 de Octubre de 1911 de forma privada, siendo clausurado definitivamente en agosto de 1965. Dos años más tarde el local fue derruido y sobre su solar se construyó totalmente nuevo el Cine Avenida.

El Cine Alhambra tenía al principio un aforo de 850 localidades que fue rebajando para dar más comodidad a los espectadores hasta quedar en 570 localidades a partir del año 1945. Los arquitectos fueron Féliz Navarro y Miguel Angel Navarro, construido con estilo neoárabe y neomudejar.

En el Cine Alhambra se hicieron varias reformas: En agosto de 1912, con la terminación de las obras que habían quedado pendientes en 1911 y con la instalación de un sistema sonoro Chronophone. En septiembre de 1915 se modificaron las localidades y el escenario, para convertirlo también en teatro plenamente funcional para aquellos años, pues ya el negocio no estaba funcionando muy bien.

En 1928 rehabilitaron el cine después de unos años cerrado, siendo en ese tiempo su uso como almacén. En esta ocasión el arquitecto fue Regino Borobio. En 1930 instalaron el equipo sonoro Wester Electric. En 1934 reformaron el acceso desde el Paseo Independencia y en 1947 volvieron a reformar el mismo acceso.

Los primeros propietarios hasta 1910 fueron Vicente Penella que era veterinario y Rafael Pi que también lo era pero trabajaba en el Ayuntamiento en esa misma función laboral. 

Se construyó el Cine Alhambra en los interiores de una finca agrícola que era un huerto en el Paseo Independencia 28, y por el que transcurría una acequia llamada del Pontarrón, que se utilizaba también para dar agua a una Casa de Baños que había allí cerca.

El día 7 de octubre de 1911 se abrió de manera pública el Cine Alhambra que tenía una cafetería que se abrió dos días después, y en donde se servía café a 15 céntimos y chocolate con bollo a 30 céntimos en los primeros meses de apertura. Su decoración se basaba en intentar reflejar un enorme patio de la Granada árabe, similar a lo que podría ser la Alhambra de Granada.

Las primeras filas eran bancos corridos para unos 500 espectadores y después venían las butacas de más precio para otras 200 personas. Las dos primeras películas fueron "El último de los Fontugnao" y "Glio y Tilete". Pero no solo era una sala para cine sino también para espectáculo de variedades o líricos. 

No fue un gran negocio y antes de estar 10 años abierto, tuvo que cerrarse y venderse a la empresa Quintana y Compañía que lo utilizó  unos años como almacén, terminando finalmente comprado por la Empresa Parra.

Nota.: Algunos datos son de libros de José Blasco Ijazo.

30.1.25

El final de Zaragoza en el año 1897


Vemos aquí en dos trozos lo que era la Plaza de Aragón actual, entonces Plaza de Pignatelli con su escultura en el centro, en una fotografía del año 1897. Sigue existiendo en este año, en esta fotografía, la Puerta de Santa Engracia, la última que hubo en ese lugar, y que cerraba Zaragoza hacia sus afueras, entonces Zaragoza se acababa en lo que hoy es ya la Gran Vía o Zona de Paseo Sagasta o El Corte Inglés.



28.1.25

Fuente de la Samaritana, en la Plaza de La Seo, para servir agua


Cuando en Zaragoza, en muchas de sus casas, no había agua corriente, había que bajar a las fuentes a coger agua para beber o lavarse. Y esta fuente de la Samaritana en la Plaza de La Seo era una de ellas.

Esta fotografía es del año 1910, vemos a una mujer cogiendo agua con un tonel. Si las familias eran con poder económico contrataban el servicio de los aguadores que les llevaban agua a casa con caballerías.

Nota.: La imagen es de la biblioteca del Congreso de los EEUU.

27.1.25

Historias del Barrio Jesús de Zaragoza


Hay pocas imágenes como esta, mostrando el Puente de Hierro en el año 1913, un puente sobre el Ebro inaugurado en el año 1895 y que se empezó a conocer con el nombre de Puente de las Tenerías por el nombre del barrio del que nacía, para llamarse después Puente de Nuestra Señora del Pilar, y luego Puente de Hierro.

Pero me gusta más por lo que vemos al fondo, una de las pocas imágenes del barrio Jesús con un detalle de la torre de la iglesia del exconvento franciscano de Nuestra Señora de Jesús, que fundado en el siglo XV en las afueras de Zaragoza, todavía existe en la zona y recientemente ampliados sus servicios escolares y de barrio.

En el año 1848 y tras la Desamortización iniciada por Mendizabal, se vendió el convento a empresarios zaragozanos para poder montar allí y en esa zona, fábricas a modo de un polígono industrial. Incluso tras aquello se dedicó parte del convento al alquiler de habitaciones para los trabajadores y a cuadras para guardar el ganado del transporte.

Poco después de esta imagen y tras detectarse en el edifico un contagio de viruela, se derribó todo, creando un gran solar entre las calles de Jacinto Corrale y el camino de Valimaña, y fue urbanizado e incorporado al barrio Jesús como zona urbana.

26.1.25

El Rabal de Zaragoza según el plano de Manuel Díaz de 1808


Esta sección del Rabal Zaragoza es de un plano de 1808, pero de antes de ser atacada Zaragoza por los franceses. No es pues un plano de guerra, ni hecho por las fuerzas militares de cualquiera de los ejércitos que intervino, sino un plano municipal hecho por Manuel Díaz.

En números viene indicado lo que era cada zona o edificio. En aquellos años Zaragoza tenía un enorme número de iglesias, algunas de las cuales todavía existen y que están indicadas en colores más amarillos.

Con el número 34 se nos indica la Puerta del Ángel. Con el 37 se indica que estábamos en la entrada del barrio del Arrabal. En el 38 estaba el Convento de Jesús. En el 39 la Puerta de Monserrate. El 45 era el Palacio Arzobispal. El 84 la Puerta de Aguadores. 

El 62 era lo que entonces denominaban Camino a Barcelona. Y el 63 el Camino a Cogullada. El 71 la arboleda de Macanaz. El 78 el Puente de Tablas que estaba roto. Se indican de forma algo equivocada la zona de las Balsas de Ebro Viejo y la acequia que desembocaba al Ebro.

La letra D era el convento de San Lázaro. La letra E era lo que denominaban El Rastro en donde también estaba el matadero. El 3 era la Puerta de San Ildefonso y el 1 la basílica del Pilar de Zaragoza. La C era la denominada Casa de la Ciudad hoy La Lonja, el 2 la Plaza del Pilar y la 4 la Plaza de San Juán de los Panetes.

Zaragoza en el año 1901, Coso Alto con tranvía de caballos


Es una imagen del año 1901, del Coso Alto de Zaragoza, sacada desde la zona del Palacio de Sástago, más o menos en el final o desembocadura de la calle Alfonso. 

En primer plano a la derecha veríamos las obras para un edificio que ya no existe y sería en el solar de lo que hoy es el Hotel Rey Alfonso, y al fondo del todo, la esquina de lo que eran las calles Cerdán y Escuelas Pías.

En mitad de la imagen vemos a un tranvía de caballos que hacía ese recorrido que entonces se llamaba Circunvalación", que se cruza con un carro tipo diligencia.

21.1.25

Parroquia de San Pablo o del Gancho, de Zaragoza

La red de calles prácticamente reticular, del Gancho de Zaragoza se halla relacionada con el diseño similar en de otras poblaciones, al tratarse de la primera extensión planificada de las ciudades romanas o medievales intramuros.

La imagen que vemos arriba está sacada de un plano de Zaragoza del año 1734, titulado "Vista de la ciudad de Zaragoza por el septentrión".



Decimos planificada puesto que todos recordamos cómo surgió en el subsuelo del Paseo de la Independencia un desarrollo al sur de la puerta Cinegia, parte de la Morería de Zaragoza; por que se ha conservado su trazado medieval cómo la Calle San Miguel y está jalonada en su tramo este por una red de callizos o bocacalles excesivamente estrechos por suponer la ampliación de la judería más allá del Coso o cursum entonces amurallado; como advertimos la importancia y rareza de la iglesia de Santa Engracia —hoy rodeada de notables edificios historicistas y neomudéjares, pero que fue monasterio y centro de un importantísimo foco cultural alto medieval, el Barrio Mozárabe de Saraqusta—.

El barrio de San Pablo y su urbanización fue una decisión administrativa de sucesivos reyes de Aragón tras iniciativa de Alfonso I, como también la promoción de la catedral de Tarazona en su huerta, la extensión de Huesca de la parroquia de San Lorenzo que sí mira al mediodía hacia Zaragoza o la población de Jaca del Burnao, en la dirección por la Canal de Berdún a Campus Stellae, que machacó Tiburcio Spannocchi por motivos militares para levantar en su solar y cara más expuesta de la primera capital aragonesa su Ciudadela. 

De la importancia mercantil anterior del Burnao solo queda el puente de San Miguel, al que denomino el puente de Mostar aragonés.

Fuera de Aragón, Pamplona y Logroño se estiraron en los barrios de San Cernin y población nueva o mediante calles paralelas hasta la Redonda de forma semejante y con ordenanzas edificatorias que hacen que todos los solares tengan semejante anchura y fondo de fachadas para levantar viviendas en que corra el aire.

Desde Huesca se alerta al actual Gobierno de Aragón sobre que decide una planificación de Zaragoza orientada a Castilla. Eso no es nuevo, el pasillo entre el palacio residencial taifal y zoco medieval —actual Plaza Lanuza— y la Aljafería, ya con una notable actividad económica al tratarse de un paseo real, fue reforzado. Tratándose de la salida oeste de la ciudad romana, la puerta de Toledo que no en vano dirigía hacia la primera capital de la España visigoda.

Vayamos con las particularidades del callejero del barrio del Gancho que recogen en parte su historia y en el que inicialmente los Aragón establecieron francos atraídos para repoblar con cristianos Saraqusta —que quedan con tanta abundancia en Aragón como Gascón, Gastón, los terminados en c como Albiac, Moncayola, Pallarés, Bearnés, Franco y Francés el del restaurante del barrio—, en adición a las familias de los gremios de los mercaderes del mercado y artesanos diversos. 

Tras promoverse la plaza de Toros en el Portillo, las fondas y residencias de los muletillas, banderilleros y picadores zaragozanos cuando las cuadrillas de los toreros no se podía pagar que viajasen. También el de excelentes joteros y voces, por todos las de Cecilio Navarro Subias y Santiago Auserón. Todos ellos fueron, con Cervantes incluso, la fauna de ese zoo que debió ser La Posada de las Almas.

Calles dedicadas a ilustrados de las cortes de Carlos III y Carlos IV, miembros de la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País: las de Ramón Pignatelli –que repite en la forma italiana, pues perteneció a una nobilísima rama de familia napolitana- de Vía Pignatelli que designa la calle del malecón del Canal Imperial en Torrero, en fenómeno único en el mundo para incrédulos- y a Pedro Pablo Abarca de Bolea (el oscense de Siétamo Conde de Aranda que rigió Castilla como condestable hoy cuestión impensable). 

La primera es el bastión sur de la población del Gancho y la segunda que arranca con las Escuelas Pías es una calle nueva, pues se trata del ensanchamiento viario higienista de la Calle del Portillo ejecutada según el Plan General Urbanístico de Yarza.

Se trata por consiguiente de la vía renovada promovida en Zaragoza siguiente al ensanche de la mítica Calle Alfonso que no era el cardo de la ciudad romana. Ello dentro del proceso conocido como hausmannización a finales del siglo XIX originado en París con un triple propósito: mejorar la penetración de fuerzas del orden y tranvías a los cascos históricos, promover viviendas ventiladas de corte modernista o racionalista con bajos que la convirtieron en el principal foco de nuevo comercio en los años 40.

Quedan algunos exponentes de todo aquello para dar perspectivas monumentales o para permitir un mejor acceso a las estaciones férreas que así con ese carácter se concibieron, en este caso al Portillo y al Castillo de la Aljafería

Hoy la conocemos como Avenida Marrakesh de forma popular por su ambiente de tarde noche, sus comercios impulsados por magrebíes y su ajardinamiento con bellas palmeras.

En el arranque citado, en las inmediaciones del tranvía que ocupa el espacio abierto de la Calle César Augusto que motivó en los años 70 la demolición de la manzana que conformaron las calles Azoque y Escuelas Pías, permutada por el aprovechamiento del rascacielos de Plaza Salamero cuya incongruencia urbanística puede que así se entienda, la Asociación de Comerciantes del sector donó a la ciudad en 2007 un notable busto del Conde de Aranda, principal político aragonés de todos los tiempos y antecedente de un testigo u obra que solo se llenó de forma coral por Andalán y la actual autonomía aragonesa. 

Todos deudores de la familia de los Luna, Hernando de Aragón y los monarcas de la Casa.

Aranda recuperó el pulso de la ciudad capital de la Corona, sede principesca musulmana y capital de la lana y huerta aragonesas que nos legó los espléndidos palacios renacentistas de los que los que disfrutamos son la punta del iceberg. Allí queda eso que ningún molino de viento podrá tapar con su presencia.

La calle Azoque presenta una toponomía inequívoca, pues la calle central histórica de la Morería se viene llamando al-suq: la de los mercadillos tradicionales próximos a los de abastos.

El Mercado Central de Félix Navarro, icónico edificio de los primeros en España de estructura metálica para uso civil –comparte podio con la Estación de Atocha y el Puente Colgante del Nervión, nada menos- ocupa por él mismo y constituye la Plaza Lanuza. 

Dedicada al último Justicia conmemorado porque en el remate oeste de la Calle Manifestación –por la que se manifestaban los acogidos a su privilegio- se hallaba una cárcel al parecer especial por más humana.

Cárcel menos arbitraria en su reglamento que la de la Inquisición, y allí dolía el dedo gordo dominico, formó parte de ese conjunto de preciadas instituciones que prestigiamos menos que al Zaragoza de los zaraguayos, superiores en calidad de derecho natural incluso de las de la reconocida sociedad inglesa medieval, florecidas especialmente en la Baja Edad Media en que la Corona tuvo una preclara influencia franciscana.

Ojo con la impactante alineación compuesta por lonjas, el Justicia, Cortes itinerantes generalmente con capital en Monzón, compromisos y concordias, el principio del derecho: hay que estar a la palabra dada, el usufructo vidual, las letras de cambio catalanas y consejos del ciento municipales, las atarazanas, los representantes del Consulado del Mar en todo el Mediterráneo, los fueros de villas en que ser libres exportados a Castilla, la Universidad Sertoriana de Huesca siempre abierta al talento, los crismones y claustros especiales afinando el románico francés…- . 

No sabiéndose muy bien si Aragón ha tenido siempre vocación afrancesada o ha dotado al Mediodía de Francia de una época de convivencia y libertad de comercio que influyó finalmente a los Capetos y Borbones.

Debemos reseñar que el primer mercado zaragozano se formaba en la actual plaza España, puerta Cinegia, y fue trasladado a la salida este en la Baja Edad Media. 

Esta zona de la ciudad, hoy tan bien comunicada por tranvía, ha sido desde entonces riñón de Zaragoza y todo Aragón, eliminando los ácidos derivados del clasismo del resto de la ciudad. En su feliz emplazamiento cercano a los vientos y aguas purificadoras del río cercano a la Zuda: que se refiere a un palacio en torreón para el gobierno y con función recaudatoria por cobrarse en ellos regalías (Torre del Oro en Sevilla) dentro de las alcazabas y nombre entonces no congruente que toma el entero castillo de Borja.

El Gancho dedica nombre a San Blas y San Pablo, primeras parroquias de la población. La segunda aún existente es una poderosa iglesia rematada en su chapitel por un gancho y de estilo gótico-mudéjar. 

Según su estampa y porque te la puedes imaginar en Isfahán o Samarcanda parecería que es una iglesia que sustituye a una mezquita previa pero por las razones históricas expuestas no fue el caso, sino un edificio de nueva planta en el que he pasado de los mejores momentos de mi vida oyendo música cada mes de noviembre. Más que la bella torre octogonal, pariente de la de Utebo, por la sorpresa que me causó su limpieza y restauración siempre me detengo en su puerta norte o de la Tramontana, con esculturas de alabastro.

Asimismo en el barrio, plaza del cineasta José María Forqué, hallamos asentada la estatua dedicada al general José de Palafox a caballo, de fecha reciente del escultor Ignacio Rodríguez, con el lema inmortalizado en los Episodios Nacionales de Galdós, coreado en la Romareda: “Zaragoza nunca se rinde”

Muy liberal tercer hijo de los marqueses de Lazán, lo contaríamos entre los ilustrados aragoneses pero sobresalió ampliamente en el episodio de la Guerra de la Independencia.

Como sucede con los personajes de las vías dedicadas a Agustina Saragossa –de Aragón después, pero con origen en Terra Ferma-, el organizador de la guerrilla de San Pablo José Zamoray, el cura genovés pero criado en Daroca: Boggiero Spotorno, el de la cruz del Puente de Piedra, Casta Álvarez y Mariano Cerezo.

Siendo que la calle Las Armas repleta de hermosos edificios, que contiene bello palacio-caserón aragonés hoy sede de la Escuela de Música municipal y que da acceso a la mejor tras la manzana de San Bruno, promoción de la Sociedad de la Vivienda zaragozana –el Espacio, teatro y promoción de viviendas de Aguerri Arquitectos- recibe su nombre a ser solaz y sede de los artesanos productores de los afamados arcabuces, lanzas y alabardas creados en la Zaragoza medieval –ya dijimos que la calle Cuchilleros constituía un tramo en el no muy lejano cardo romano-.

La calle perpendicular a la misma de los Aguadores, prolongación de la calle Cerezo que también recibiría su nombre, es una incisión o callizo norte sur que daba acceso al río para portar su agua al barrio por la actual bajada de la calle Postigo del Ebro, que hoy muere en Echegaray y Caballero, de las pocas vías españolas dedicadas a dos personas distintas, dramaturgo y músico, y en su apertura como malecón recibió la primigenia denominación de calle Alfonso I.

Dejo para el final la calle más querida por mí de todo este entorno, por la que deambulaba en mi época universitaria para ver teatro en la plaza Santo Domingo –Teatro del Mercado, rehabilitación del primer mercado de pescados de la ciudad de 1928 proyectado por Navarro Pérez hijo y que fue trasladado en los años 70 a bello emplazamiento de la Avenida de Navarra-. Me refiero a la Calle Predicadores, monumental y especial.

Aún lo es pues hoy se emplaza en la misma el Albergue de la ciudad con su cava para conciertos, pero en los años 80 y 90 albergó la galería de primer cafés y clubes por donde más me gustaba salir, el Ibiza y tantos otros, en los que se coincidía y terminaba la noche con los músicos y actores que actuaban en el teatro y llegué a conocer a Antón Reixa o a Javier Krahe.

La calle Predicadores es el flanco septentrional de la Población del Gancho, paralela al río Ebro y recibe su nombre porque al final de la misma se encontraba el monasterio de la orden de Predicadores o dominicos, que había fundado Jaime I en 1219 en el mismo lugar donde había predicado Santo Domingo de Guzmán de paso por la ciudad. 


El plano que vemos arriba es el denominado Gironza, del año 1853.

En esa época la calle era un mero camino entre huertos con numerosas torres agrícolas, pero poco a poco la fisonomía de la zona fue cambiando y fue en la Baja Edad Media, en el siglo XV, cuando devino la principal área residencial de la ciudad y se establecieron las monjas bernardas de Santa Lucía y las carmelitas (conocidas como Las Fecetas) y tras ello el palacio conocido como “Villahermosa”, que en 1759 acogió al Santo Oficio de la Inquisición, cuya fachada se conserva por tratarse de un instituto.

Dichos equipamientos atrajeron a la alta burguesía, no a la aristocracia, a la calle. No en vano Zaragoza la Harta llegó a 200 palacios y caserones para escasos 25.000 habitantes.

Al final de la calle, el Consistorio eligió emplazamiento para su primer gran nuevo Ayuntamiento y la Casa de Amparo, pero terminad el paseo en el Ebro que alberga la segunda biblioteca más bella de la ciudad, entendido que la primera y más peculiar biblioteca por historia es la de Ramón y Cajal en la Facultad de Medicina. Me refiero al Centro de Documentación del Agua y Medio Ambiente, la “Biblioteca Verde” de Aragón que ha permitido la conservación y legado por el Ayuntamiento del refectorio y bodegas o cillas del Convento de Santo Domingo con elementos mudéjares del siglo XIV y que se preservó de su destrucción total en los sitios de Zaragoza.

Esperando que os enganche,

21.01 Luis Iribarren

15.1.25

Nomenclátor de algunas calles históricas de Zaragoza. La Magdalena


El Barrio de la Madalena o el Gallo ocupó el flanco este, Puerta de Valencia, de la muralla romana y se extendió hasta las huertas de la margen izquierda del río Huerva, hoy vertebradas las calles de Cantín y Gamboa y Heroísmo, con el espinazo separador del Coso Bajo.

Barrio rival por opuesto geográficamente a la población al oeste del mercado medieval de la ciudad, las calles que comunicaron las puertas de la ciudad romana en esa dirección comunicando el palacio de gobernación musulmán y la Zuda con el de la Aljafería: el barrio de San Pablo o, coloquialmente, el Gancho. Rincón histórico como morada de hortelanos y cuadrillas taurinas, que albergó la Posada de las Almas, que dejamos para otra ocasión. 

Pero vayan estas dos jotas dedicadas a estas parroquias presididas por las dos principales joyas eclesiásticas, San Miguel de los Navarros aparte, del mudéjar zaragozano. Porque la tradición zaragozana atestigua que se intercambiaron letras de picadillo como la que sigue:

Pa tozudos, en San Pablo; pa brutos, en la Malena

Pa pijaitos, en San Gil; El Rabal “pa cosa buena”


Así y como rabalero adoptado y pirenaico amante de las jotas y tonadas de mis valles occidentales, me toca compartir con vosotros mi pasión por el callejero zaragozano que en la Madalena y San Pablo es de raigambre más que medieval, centrándome en la primera parroquia:

SIGNIFICACIÓN DEL CALLEJERO HISTÓRICO CON TIPISMO DEL GALLO Y ALEDAÑOS

Calle Universidad y Estudios: pervivencia de la presencia en el barrio de la primera sede central de la Universidad de Zaragoza. La segunda es indicativa de las pensiones y habitaciones que se alquilaban para los estudiantes.

Calle Sepulcro: comunicaba la Seo con el Castillo de Don Teobaldo, que ha dejado rastro en una calle que le da acceso desde el sur y hoy es parte del convento de las Comendadoras del Santo Sepulcro. Erigida en Jerusalén en julio de 1099, celebraba su liturgia en la catedral jerosolimitana. Orden crucial por aparecer en el testamento de Alfonso I Aragón como beneficiaria de legado, la actual congregación obedece al traslado a Zaragoza en 1304 de una comunidad de Híjar a las viviendas del Boterón, propiedad de su hermana principal: la marquesa Gil de Rada. Su iglesia contuvo una magnífica tabla de pintura gótica de Jaime Serra.

Coso Bajo: parte baja hacia el Ebro entonces navegable del cursum romano. Se denominó en el siglo XV Coso de la Judería a su tramo entre la calle Pedro Joaquín Soler y la puerta de Valencia contigua a la Madalena.

Plaza de San Carlos: contiene el Castillo de los Judíos, sinagoga mayor, próxima a los baños judíos.

Calle Arcedianos y Arco del Deán: los primeros archidiáconos o primeros entre los diáconos de una catedral, del griego servidor, terceros tras obispos y sacerdotes en dignidad eclesiástica, además de jueces. Debían ocupar los edificios históricos que quedan de su calle mientras que el deán presidiría de entre ellos el cabildo catedralicio (todo un HaLevy, en acepción del judaísmo, con los HaCohen como deanes del templo de Jerusalén).

Calle Barrio Verde: como en otras poblaciones, eran calles aisladas y cerradas de las extensiones de las juderías con parcelas provistas de huerto propio.

Calle Doctor Palomar: con anterioridad se denominó del palomar a secas, Shalom en hebreo, con viviendas provistas de palomares en sus azoteas o falsas.

Calle Cuchillería: tramo de la calle San Gil en que se concentraban afiladores y navajeros desde la calle Santiago a la puerta del Ángel y puente de piedra.

Postigo de Aguadores: hoy paso con columnas, permite el acceso entre la calle Sepulcro y el Ebro en la Puerta del Sol y se utilizaba como incisión para el acceso de este gremio a la orilla del Ebro que presenta piedras depurativas.

Calles de las Arcadas: (contrafuertes de la muralla de extensión de la romana, de la Zarza, de la Torre, de las Eras, del Turco, de los Viejos y de Añón y Alcalá: se sujetan por ellas mismas, aluden a una de las huertas de Zaragoza, de sus residentes emigrados y su origen.

Cuesta de la Trinidad: de las pocas vías con costero de Zaragoza, este gallizo y postigo comunicaba con el tramo más estrecho del Coso, el de los curtidores de Tenerías, el referido castillo de Don Teobaldo.

Plaza de la Magdalena: la iglesia gótico mudéjar de la que disfrutamos, la más bella por turolense de entre las zaragozanas, se levanta en sustitución de otra románica previa. En un solar que probablemente contendría templo romano previo dado que se erige en la entrada este de la muralla de la ciudad, Puerta de Valencia. Su torre es el alminar de estilo almohade junto al de la iglesia de San Gil Abad más puro de la ciudad. María de Magdala es una santa apropiada para el Gallo, pues su vida discurrió en su localidad próxima al lago 
Tiberíades: una mujer de agua que ungía los pies de Jesús como la vida del barrio unge los sentidos de Zaragoza.

14.01 Luis Iribarren

11.1.25

Vidriera en donde vemos Zaragoza y una de sus torres



No es fácil imaginarse que en esta ventana ojival, en esta vidriera que se encuentra en Francia, en realidad está representada la ciudad de Zaragoza. Son escenas de la vida de San Vicente Mártir mientras estaba en Zaragoza, y las historias de sus reliquias en una vidriera de mediados del siglo XIII.

Se encontraba en la capilla de la Virgen de la iglesia de Saint Germain des Prés, hoy destruida la abadía, y esta vidriera se salvó para ser donada a los museos franceses en el año 1924 por George D. Pratt.

San Vicente falleció en el año 304 y era uno de los siete diáconos de la iglesia cristiana en Zaragoza que gobernaba San Valero. 

En la zona alta de la vidriera vemos a un Ángel moviendo un incensario, mientras un poco más abajo vemos a un zaragozano llamando con un cuerno a la defensa de la ciudad, que estaba siendo atacada por los franceses.

En las zona medias veríamos a Childeberto y a Clotario, hermanos, que eran los atacantes franceses contra Zaragoza. Los godos habían perdido sus guerras contra los franceses en el Sur de Francia y los francos querían seguir expulsado a sus enemigos para salvaguardar sus zonas del sur de FRancia, y por ello conquistar todo el Valle del Ebro. Era el siglo VI.

El asedio de Caesaraugusta, protegida por la potente muralla tardorromana y reforzada posiblemente por una guarnición visigoda, se prolongó durante 49 días, sin que las tropas sitiadoras pudieran superar las defensas de la ciudad.

Cuantas las leyendas que la situación de la ciudad ya era desesperada, sus habitantes, imitando a los de la ciudad de Nínive se sometieron a un ayuno riguroso y comenzaron a desfilar en procesión sobre las murallas de su ciudad, los hombres cubiertos de cilicios, entonando cánticos y llevando consigo la túnica de San Vicente, y las mujeres con mantos negros, con los cabellos sueltos y cubiertos de ceniza, e implorando la ayuda divina.

Los supersticiosos francos creyeron que se trataba de un maleficio contra ellos, pero informados por un campesino prisionero sobre la verdad de los hechos y de que los habitantes de la ciudad no eran godos arrianos sino católicos, ofrecieron al obispo de la misma (Juan) levantar el asedio a cambio de una reliquia de San Vicente como prenda de paz.

El obispo de aquella Zaragoza les entregó la túnica del mártir San Vicente, que Childeberto llevó a París, donde hizo construir una basílica para su culto (la actual Saint Germain des Prés) y en la que fue enterrado tras su muerte en el año 558. Todo esto lo podemos más o menos intuir en la vidriera que dejo abajo.





2.1.25

Billete de 1 peseta de Caspe


En tiempos de guerra, sobre todo si son guerras civiles o de cambios de contendientes en un espacio geográfico, el dinero no vale nada. No ya por la inflación o deflación, sino porque uno de los bandos no reconoce el dinero que existía antes. Los Bancos Centrales cambian de bando y dejan de reconocer las monedas según en dónde estén, para evitar impresiones masivas.

El dinero privado en bancos puede salvarse a veces, pero el dinero público y el dinero ya impreso, es mucho más complejo de que mantenga su valor, y en el Guerra Civil de España tuvieron que surgir billetes de pequeño valor para las transacciones comerciales más básicas. 

Muchos de estos billetes no eran reconocidos mas que en su propia localidad de emisión, eran billetes municipales, pero servían para ir a lo comercios de la zona, pues los billetes anteriores no eran reconocidos como valor.

Este billete es de una peseta de la localidad de Caspe. Y ya advertía que era de curso obligatorio en el término municipal de la ciudad. 

1.1.25

Agua medicinal Fita Santa Fe de Zaragoza


Son fechas de celebraciones pero también de excesos gastronómicos. En Zaragoza ciudad tuvimos un manantial de aguas que se embotellaban y eran conocidas en casi todo el mundo. El manantial seguirá, creo que incluso sigue un pequeño edificio en donde se lograba sacar esas aguas, pero ya no se comercializan.

Eran las famosas Agua Mineral y Purgante Fita Santa Fe que se sacaban de la localidad de Santa Fe en Zaragoza, de un manantial que está a dos kilómetros del cauce del río Huerva.

Contenía esa agua cuando fue analizada un total de 19,44 gramos de sulfato de magnesio, 43,7 gramos de sulfato sódico, un gramo de cloruro de calcio y otro de cloruro de socio por cada litro de agua, y restos de otros minerales. Había sido analizada por institutos de higiene según constaba en la etiqueta, en Francia en el año 1889 en la ciudad de Montpellier y en Zaragoza en 1939.

Había que tomar un vaso y esperar, era más un agua medicinal que un agua de mesa. Ayudaba a limpiar según se decía al hígado y al riñón, y ayudaba al reumatismo, al estreñimiento, a la obesidad, a la piel y al estómago, y sobre todo a las hemorroides. 

Hoy hay indicios de que algunas de estas indicaciones no son del todo correctas, pero otras en cambio y por su composición, sí ayudarían en caso de problemas, sobre todo en su capacidad purgante. 

Dicen que un vecino de la zona llamado Bernardo Fita buscaba agua con la que poder abrevar el ganado en una finca de su padre, Francisco Fita, allá por el año 1887, cuando descubrió un manantial nuevo, el ganado rechazaba el agua por su fuerte sabor salado, pero descubrió que tenía efectos laxantes y la envió a analizar al laboratorio francés para averiguar su composición y ver si ofrecía otros beneficios.

En el año 1940 y tras ser analizada en Zaragoza para garantizar que no era problemática tomarla, se empezó a comercializar como Agua Fita Santa Fé desde su nave embotelladora en la calle de Madre Sacramento, 28, de Zaragoza donde se filtraba para venderla en farmacias por todo el mundo, sobre todo por Brasil, Venezuela, Argentina, Chile, México y Cuba así como en la India y en Filipinas.

El éxito del Agua mineral —totalmente natural pues recoge sus sedimentos de las rocas de la zona por donde transcurre, y agua al menos purgante Fita Santa Fe— fue muy rápido, y en 1941 recibió el primer premio en el Congreso Nacional de Medicina de Madrid.

El agua todavía ahora mana de un pozo de unos 13 metros de profundidad y a una temperatura de unos 15 grados centígrados. El pozo pertenece actualmente a los descendientes de Bernardo Fita y sigue siendo un agua medicinal según los últimos estudios de la Universidad de Zaragoza. 

Pero incluso en este siglo XXI y tras algunos intentos tímidos de rescatar ese manantial para diversos usos, sigue sin ser utilizada, aunque se dice que sería posible sacar unos 3.000 litros de agua por semana de este manantial.