27.7.16

Aragoneses: Bunbury, México y Pirineos Sur

Me calaste hondo  y ahora me dueles... 
Si todo lo que nace perece del mismo modo. 
Un momento se va, y no vuelve a pasar
Sí, Enrique, pero eso lo decías cuando tenías experiencia de la vida relativa. Eso sí, al menos lo barruntabas y lo barruntábamos. Al menos ponías música de calidad en “La Estación del Silencio”. Al menos vivimos una movida de pueblo, más rancia pero con más rasmia y donde las personas contaban.
Al menos estableciste una continuidad musical con la Nueva Trova Aragonesa. Tú también admiraste a Mauricio Aznar. Bebiste como Auserón, el del Gancho, de otros vientos. Que recogieron después tantos brotes de tu semilla negra: incluso se te puede reconocer en Violadores del Verso.
Calidad musical zaragozana. Canciones siempre con escalofrío. Días con variaciones de 20 grados que están dentro de todos nosotros, de todos nuestros creadores. Fantasmas de Goya. No dejamos indiferentes.


Bunbury desnudo musicalmente y en blanco y negro. Fuerza y matices siempre tuvo.
Se podrá estar enamorado o no de tu música. Mucha gente lo está allende Aragón y eres un genuino representante de nuestra música sin etiqueta aragonesa y sin fronteras. Pero siempre la encuentro basada en nuestra dureza de paisaje y nuestros horizontes abiertos. Es que intoxicas de tanta idea junta… Es posible que para bien.
Por eso te has revisado y te hemos revisado en tu soberbio disco unplugged, desenchufado. En el que apareces enchufadísimo, tu singular voz por fin sanitada y por fin amalgamada. Jugaste a destacar, destacas enormemente siendo contenido. Eres brillante y lo sabes: me parece que por fin lo sientes de modo sencillo. Se nota para bien.


Atarceder por el Midi y Pantano de Lanuza.
Vas a estar muy inspirado en tu no Lanuza este sábado. Tu territorio no es la fusión, enhorabuena. En eso Auserón no tenía rival. Pero sois dos manifestaciones de singularidad zaragozana diferentes.
Así que lamento no poderte ver. Pero barrunto que te vas a salir.
Lo que desde aquí quería agradecerte es que hayas contribuido a hacer más ancho ese puente que nos une a Aragón y México. Por el que transitaron cierta emigración aragonesa republicana –entre todos, Luis Buñuel cuya época más fascinante creadora es, en mi opinión, la mexicana- y cuyos primeros pasos se advierten en Miguel Serrano Larraz, nuestro pujante escritor, y su parentesco con la estilística de Bolaño en “Los Detectives Salvajes”.
Te gusta de corazón José Alfredo Jiménez. Cantas en su homenaje. Qué grande, Enrique. Acabas de viajar hasta el corazón de mi madre y de tantos casi analfabetos que lo cantaron en las rondas de los pueblos aragoneses.
Eres no profeta en tu tierra, maño. Ya has llegado y más que te disfrutaremos. Has elegido Los Ángeles para vivir que tiene la misma luz…
“Aquí está tu chaqueta en el Linacero, junto con la guitarra del Abuelo y la chupa de Tako. Nunca te has ido. Los músicos de Zaragoza también te comprenden, te valoran y crean grupos de culto, no para reivindicarte, sí para extender tu poética. Que la tienes. Nuestro Dorian Gray sigue sin envejecer pero madura”.
26/ 07 Luis Iribarren