20.11.14

Estamos en época de cambio. También en Aragón

Puede y debe llegar el principio del fin de un sistema modulado por y para las élites, para su pervivencia en el tiempo, llámese alternancia o bipartidismo. Las ciudadanas y ciudadanos estamos hastiados de ver a las élites políticas y económicas campar a sus anchas por el lodazal de la corrupción y que esas mismas personas nos digan hasta dónde llega nuestra libertad.

Llegará un día que el pueblo hará su revolución, pues es cuestión de dignidad o sometimiento, la que proceda en el tiempo que nos toca transitar democráticamente, cambio que quizás hoy no lleguemos a vislumbrar cómo será, ni su resultado final, pero la hará y eso será hacer lo que se debe hacer para encontrar la verdadera y humana libertad y pasará, inevitablemente, por tomar legalmente los “palacios de invierno”; y quienes no vean o no quieran ver este cambio, se quedarán solos en el olvido, petrificados, frente a una generación surgida en la transición, esperanzada y traicionada y, frente a otra generación joven, hija de la anterior, frustrada y desilusionada, que jamás ha llegado a entender cómo les han arrebatado en tan poco tiempo y con tanta saña los derechos por los que sus padres y abuelos lucharon y que ellos consideraban inherentes a su condición de ciudadanos.

También quedarán fuera, seguro, quienes no miren más allá de sus buenas intenciones, los nuevos sectarios, los que no entiendan que, otros como ellos, llevan mucho tiempo luchando éticamente para hacer de este país, un Aragón más humano y solidario y en dónde sus gentes puedan ser felices y eso, tantos años de trabajo, sacrificio y experiencia personal, no se deben tirar por la borda. Nadie tiene la patente de repartir  carnés de honestidad, comportamiento que llevan practicando muchos, mucho antes que algunos la hubieran descubierto. Afortunadamente.  

                                                                                Antonio Angulo Borque - Zaragoza