En el año 1425 se inauguró en Zaragoza el Hospital Real y
General de Nuestra Señora de Gracia, por iniciativa de zaragozanos con poder
económico y médicos de la ciudad. Y tenía un lema que os puede resultar
curioso, casi 600 años más tarde.
“Domus infirmorum urbis et orbis”
Se atiende a todos los enfermos de la ciudad y del mundo. No
se preguntaba ni nombre ni procedencia, no era necesario que se fuera de
Zaragoza, pues se atendía a enfermos de todas las ciudades o países que
necesitaban ayuda. Solo había una condición. Había que estar enfermos.
Hace 600 años en Zaragoza ya atendíamos a los enfermos como
lo que eran, personas con necesidades, personas con problemas.
Era un Hospital General con cabida para entre 800 y 1.000
enfermos, que para una ciudad del tamaño de Zaragoza era un inmenso servicio.
Tenía 27 grandes salas donde estaban los enfermos separados por enfermedad.
Pero además tenía cocinas, horno de pan, carnicería y botica e incluso su
propia imprenta que publicaba “La Gaceta de Zaragoza”. Cada año se calcula que
daba maternidad a 500 nuevos niños zaragozanos en otro de sus servicios.
Iglesia del Hospital Nuestra SEñora de Gracia tras la Guerra de la Independencia |
No estaba en la actual ubicación pues se encontraba en la
Plaza de España hasta que la Guerra de la Independencia lo destrozó. Pero
debemos recordar que gracias a sus labores obtuvo para Zaragoza el lema de “Muy
Benéfica” pues hay que recordar que con grandes problemas económicos se
mantenía casi en su totalidad con ayudas de los zaragozanos, recogiendo dádivas
en la calle o en la horas de misa en parroquias de toda la ciudad.